Volví a Uruguay y volví a enfermarme, lo bueno es que por lo menos estaban mis padres. Es la tercera vez que pasa, creo que mi cuerpo intenta aguantar todo el año para poder ir a enfermarse tranquilo a Montevideo.
De todas maneras tuve tiempo para hablar mucho con mi vieja, para "ayudarla" a coserme cosas (jiji) y para pasear. Me da vergüenza la cantidad de prendas que me hizo con esa máquina. Me llamó el otro día para saber si necesitaba algún bolsito para los libros de la facu y le pasé una foto del de
Nodame; al día siguiente me llamó por Skype mostrándomelo con la cámara. Quiero aprender a coser, necesito aprender a coser. Si este verano vuelvo y me quedo mucho tiempo, le voy a pedir que me enseñe.
Sigo asombrada por el cambio de la relación padres-hijos cuando ya no viven bajo el mismo techo, es impresionante. Los extraño.
Se que todo anda bastante desierto por aquí, pero prometo más posts para el mes de septiembre.
Que estén bien,